viernes, 18 de enero de 2008

el caballero filósofo

Hoy les quiero compartir el cuento de un caballero azul cuya más grande pasión es la filosofía.

El caballero filósofo estaba un día sentado en una cafetería departiendo con sus amigos de facultad y conoció a una mariposa. Una mariposa azul, soñadora y entusiasta, que venía de paso en busca de ideales y realización. Tuvieron así, su primer encuentro, de ideas y palabras. La mariposa siguió su camino y al llegar la noche, antes de dormir, sólo se preguntó ¿por qué no me enamoro de alguien así?

Alguien como este caballero es lo que el anhelo de esta mariposa buscaba sin encontrar, confundía voces y rostros que resultaban en seres lejanos y ajenos a este caballero. Pero la mariposa no creía posible que algún día este caballero filósofo se percatara, acaso, de su presencia.

Años y vida pasaron, el caballero filósofo emprendió viajes y travesías en aras de saber y conocimiento. Enamorado incansable de la sabiduría. El azul de su piel tornó en un tenue violeta que resaltó su belleza escondida y el brillo de sus ojos. La experiencia lo mostraba ahora con más fuerza y determinación. Fue, entonces, que se encontró nuevamente con su mariposa. Ella también había tornado violeta, libre de fantasmas, entusiasta y soñadora, también emprendía viajes y travesías de vida y saber. Pasearon por horas y hablaron como nunca lo habían hecho antes. Se tomaron de la mano y al mirarse temblaron. Tuvieron, así, su segundo encuentro, de abrazo y sorpresa. Libres y agradecidos, siguieron hacia su destino.

Vida y más años pasaron, durante ese tiempo, en breves, fugaces y lejanos espacios coincidieron. Sin llegar a mirarse otra vez como aquel día. Pero libres y agradecidos, con dulzura, se seguían despidiendo en pos de su destino.

Un día se cruzaron sus miradas nuevamente y ambos acudieron a su tercer encuentro, como si el tiempo detenido llenara de magia cada palabra, gesto y abrazo compartido. Cumpliendo aquel beso que en el olvido renace sin esfuerzo. Reconociéndose bajo sus nuevos rostros, ahora color verde tenue esmeralda, con ligero azul y violeta a contra luz. La sentencia de hechizo cumplió su hora una vez más... así, libres y agradecidos se despidieron para seguir cada quien con su destino.

Al cuarto encuentro acudieron casi de casualidad, un mínimo movimiento del tiempo lo habría disuelto. Sin embargo, el caballero filósofo, ahora brillante de blanco azulado, y la mariposa azul, radiante de blanco, lograron reunirse de nuevo. Esta vez se preguntaron si, aún libres y agradecidos, podrían algún día conservar el hechizo de tiempo que los une por instantes en su andar. Si acaso, podrían algún día vivirse antes de despedirse. Abrieron la puerta secreta de aquel encuentro todavía desconocido entre ellos.

Pero qué es lo que tanto deleita a la mariposa del caballero filósofo...

Su dulce belleza, la exquisita forma de la que gusta al expresarse, la sinceridad en su vida y la bondad en su corazón.

Es la manera en que despierta vida en la mariposa y la invita a descubrirse otra, lo que lleva a nuestra amiga al encuentro de colores que el caballero promete.


Y tú ¿acudes a tus encuentros?

Buen fin de semana mis queridas tortugas mágicas.

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