jueves, 17 de enero de 2008

feliz con magia de tortuga

Mis queridas tortugas:

Hoy subí por primera vez el Tepozteco, confieso que me faltaba el aire y sentía como si nunca fuera a llegar. Pero una vez recuperado el aliento, y arriba, todo valió la pena. Es así como aparece el ayer, como un camino que, aún en sus peores días y malas decisiones, siempre valió la pena. No recuerdo cuándo fue la última vez que fui tan feliz. Probablemente... fue hace casi catorce años (poco antes de enfermar de varicela)... En ese tiempo, recuerdo estos días de actividad incesante, energía que no se agota, tiempo que rinde y ánimo sin esfuerzo alguno. Y eso que han sido años llenos de dichas y sorpresas... no me puedo quejar. Es sólo que fueron años llenos de pruebas de vida y de carácter. Como si un día alguien hubiera robado mi brújula, y hoy, de pronto, no sé cómo, me ha sido devuelta. Ni siquiera me intriga saber la o las causas de este nuevo bienestar, un día mío por gracia, hoy propio y ganado.

En realidad, lo bonito de cómo me siento es que me siento así estando conmigo, y eso, mis amigos, es el mejor regalo de este año que llegó lleno con magia de tortuga.

Confieso que casi nada fue como lo esperaba, lo más temido pasó, lo más soñado nunca llegó, lo inimaginable ocurrió y lo único cierto nunca me abandonó. Sin embargo, recibí más de lo que soñé, se cumplió mi más acariciada promesa y lo mejor está por venir.

Hoy subí al Tepozteco a dar gracias por esta historia de vida que tejió para mí la vida que quiero. Faltan tantos caminos por recorrer, sorpresas y sustos por recibir ¡quedan tantas cosas hoy que todavía no están resueltas! Pero lo que ya no falta es el día que gané para mí.

Recuerden... "si sobreviven, todo sucede" (dice mi padre).


Pero no voy a enmielarlos más con este estado dichoso que me acompaña. Hoy les quiero hablar de los espacios de ruptura, separación y distancias. Sobre esas trampas de amor que alguna vez nos han acompañado a todos nosotros. Yo solía ser de quienes tardan más en olvidar que en querer. Después de vivir años y años de rupturas que no aprendía a aceptar, doliendo amores que no sabía cómo olvidar. Lo que hoy les puedo decir es que no importa cuánto tiempo decidamos darle al pasado perdido, una vez que al fin lo soltamos, lo único que siempre lamentamos es haber desperdicio tantas horas en postergarlo. Así que, cuando la hora es de partir, olvidar o superar los golpes de un corazón herido, mi único consejo es hacerlo con prontitud, porque la vida es tan bella que nada vale la pena su tristeza. Y el amor tan justo que nada merece su postergación. Por eso, cuando no somos correspondidos poco importa entender la causa, sólo cuenta ser valientes y, como un curita, pasar la página e ir tras el deleite de una vida plena.


Y tú ¿quieres amar u olvidar?


Felices sueños de MAGIA, HAZAÑA Y LUZ.

Gracias Apolo y Dioniso por ser compañeros
de vida y no perder de vista mis pasos hasta hoy.
Gracias por no salvarse ni olvidarse de sí.

Gracias mi mágica tortuga australiana
por ser luz y aliento para mis días y mi corazón.


Gracias mágicas tortugas todas.

No hay comentarios: