lunes, 28 de enero de 2008

paloma mensajera

Buenas noches mis mágicas tortugas:

Espero que hayan disfrutado el sol este fin de semana para, llenas de energía, el lunes comenzar sus tareas.

Entre mariposas, baile y humo mágico llega la paloma mensajera, trae consigo una flor, una copa de vino y un abrazo. Un mensaje de paz y esperanza la acompañan... para que las tortugas no desesperen y los corazones no desfallezcan.

Esta noche les quiero platicar un poco de las historias de familia. Sobre esos relatos que nadie comparte. Es decir, cada miembro de la familia conserva una narrativa particular de los momentos vividos y, aunque son las mismas personas quienes viven un mismo momento, cada una lo recuerda a su manera, en sus palabras, con su sentir.

También están los relatos que no se comparten en familia por tristes o injustos. Pero, incluso éstos, o quizá, especialmente, estos gozan de ese límite de la subjetividad, que los vuelve incomprensibles para nuestros interlocutores de experiencias. De ahí que no podamos compartirlos, sin de alguna manera lastimarnos.

Las historias de familia son relatos que, traídos del olvido, nos recuerdan quiénes fuimos y cómo hemos cambiado. A la vez que nos brindan pertenencia, evidencian el carácter inapropiable del tiempo pasado. Lo efímero del ayer sumado a la fuerza de la emoción de revivir en el festejo. El redescubrirnos en los rostros que desde la niñez nos reconocen y que al vernos vuelven a abrazarnos.

Hay con quienes esos relatos no compartidos devienen tan incompatibles que no se repite el abrazo en ningún tiempo posible. Ante estos últimos, no podemos más que estremecernos y decir adiós llenos de amor. Sabiendo que cada uno tiene su propia forma de recordar y revivirse en el descubrimiento de un otro cercano.

Sin abrazo o con abrazo, ese tiempo pasado en familia nos pertenece a todos por igual, más allá de cómo lo recuerde cada quien. La emoción que compartimos al reunirnos con nuestras familias es única e indispensable. Es un encuentro de comunión en el que la vivencia no sólo se actualiza, sino que nos trasporta al pasado sin robarnos del presente, como si pudiéramos viajar a través del tiempo por un instante. Y sumar magia de tortuga para alimentar los siguientes encuentros.


Y tú ¿cómo quieres abrazar tus relatos de familia?

Gracias Malinalco
por tu abrazo de sol
y por ser cálido
jardín de familia.

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