jueves, 10 de enero de 2008

una conciencia hecha de tiempo

Esta noche les voy a platicar de un tiempo hecho de tiempo que toma conciencia de sí.

En el origen, el silencio y un latir, una pequeña partícula que sólo requiere funciones básicas para reproducirse a sí misma. Una vez que ella puede latir, se dice de ella que está en el tiempo. Que dura y ocupa un espacio. Todo aquello que ocupa un espacio tiene una duración que ocupa todos sus extremos y otra duración que lo mantiene en un latir. Dos duraciones que juntas permiten su movimiento en el espacio y su transcurrir en el tiempo.

¿Qué pasa cuando se restringe alguna de estas duraciones?

Como si la partícula quedara encerrada sin movimiento alguno pero aún ocupando un espacio. Un espacio que sólo puede durar en tanto el latir de la partícula se contiene y mantiene, separado del movimiento bajo el cual antes duraba ocupando todos sus extremos, restringida en su propio espacio. Como si ya no pudiera moverse.

¿Qué pasa ahí... ?

El latir interno se vuelve autónomo, la partícula se ve obligada a permanecer con independencia de cualquier otra duración. Y tiene dos opciones, extinguirse o sincronizarse consigo misma. Al sincronizarse consigo adquiere una tercera duración, aquella que le permite verse a sí misma latiendo. Y le permite desdoblarse de sí misma para pensar.

Y tú ¿ves tu latido latiendo?


Hasta mañana tortugas hechas de tiempo.

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