miércoles, 30 de enero de 2008

semilla de furia y perdón

En una cuna de vida habita una semilla cada mes. Aunque cambia la semilla, no cambia lo que ella vive mientras anida en la cuna. Llega muy contenta, como recién nacida, entusiasta porque salió al fin del refugio de depósito. E inquieta de contento, al descubrir la cuna y todo el espacio que hay sólo para ella. Sus paredes se empiezan a adornar para recibirla, previendo que quiera crecer. Está de buen humor, se admira al espejo y descubre cierto resplandor. La energía le sobra y la sonrisa es su mejor aliada.

Catorce días habita la semilla feliz. Pero, de pronto, empieza a sentir cierta insatisfacción, las paredes ya no se ven tan hermosas como al principio, la sofocan un poco... y siente como que algo le falta... ¿qué pasa? se pregunta... qué hago aquí... por qué me siento triste... Conforme pasan los días, el cansancio se acumula, la semilla se empieza a inflar, parece que explotará y ¡¡¡cuidado si alguien le habla sin consideración!!!

Las paredes se entristecen y empiezan a asfixiar a la semilla. Ella empieza a morir lentamente, ya casi no puede pensar... se desarticulan sus emociones... se contradicen sus ideas y ahogada en la cuna de vida pide perdón por su furia y pasión. Se funde con la muerte y 28 días después es, al fin, expulsada del paraíso. No sin antes expiar en el purgatorio tres o cuatro días de infierno.

Y, entonces, regresa la música de armonía y dulce amor. Una nueva semilla emprende el viaje hacia su cuna, descubre todo nuevo, fresco y lleno de vida... [sin saber aún que su día 14 llegará...]


Y tú ¿entiendes a tu semilla?


Feliz día queridas tortugas!!!


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