... y generosidad.
En tiempos revueltos como los que acontece el mundo, para estas fechas de celebración, a 10 días de la navidad, nacen los imperativos de la paz y de la generosidad. El conciliar nuestras diferencias y trascender los caprichos. El ser generosos también con nosotros mismos y, al reflexionar sobre lo vivido, hacer notar los buenos esfuerzos y los días felices. ¡Cuánta conciliación necesita el mundo sumergido en medio de tantos conflictos! Olvidar por un momento las tristezas y las debacles en puerta. Para unirnos en una canción de amor. Amor a la vida misma.
Saber que al reconciliarnos con nosotros mismos descubrimos cuánto más tenemos por aprender a dar. Dejar la mezquindad a un lado y hermanarnos en torno a las causas nobles. En paz. Muchas veces preferimos la rispidez...el ser ariscos. Nos envolvemos en corazas que nos impiden sentir con verdad aquello que nos conmueve y nos hace felices. Sentir es un gran aprendizaje de la vida. Es cierto que al sentir también nos volvemos vulnerables y tomamos consciencia de nuestras fragilidades, sin embargo: es sólo al sentir que descubrimos el amor. El amor en todas sus formas y en su inmensidad. El amor que todo lo sana y reconcilia.
Muchas veces al conciliar con generosidad también llega un sentimiento de melancolía. Cierta nostalgia de nosotros mismos. De tiempos otros que parecen mejores días. O de anhelos por cumplirse que parecen imposibles de alcanzar. Es parte de la vida y de ser seres con memoria. Seres capaces de recordar. Tanto lo bueno como lo tan bueno.
Y tú... ¿concilias tus nostalgias con generosidad?
Gran domingo
mágicas
tortugas.
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