...y prosperidad.
Uno de los deseos navideños y de fin de año es que la salud no nos falte y que sean tiempos prósperos los que estén por venir. El invierno nos exige vencer los fríos tanto como la calidez de la temporada nos regala calor de hogar. Son tiempos para reconciliar nuestro lugar en el mundo. Nuestro corazón se expande y, con humildad, nos acercamos a la simpleza de la vida cotidiana con esperanza y amor. Envueltos en preparativos y festejos. Anhelando el descanso tras un arduo año de esfuerzos varios. Porque la vida siempre es un esfuerzo. Lo cual no significa que tengamos que vivir apesadumbrados. Lo contrario... los esfuerzos de la vida suelen ser los más satisfactorios. Y así... nos preparamos para recibir las festividades. Cada quien desde sus tradiciones. Se dice de estas épocas que son momentos de iluminación. De muchas maneras nos encaminamos guiados por la estrella de Belén para recibir las bendiciones de la natividad desde el fondo de nuestra alma. ¿Cuál será la historia en verdad que nos conmueve cada año a creyentes y no creyentes? Es lo que se llama una tradición.
Es una época más anímica que material. Si bien los regalos son importantes, los más profundos y felices vienen envueltos de otra manera y tal vez no se colocan bajo el árbol. Se trata de bondades y deseos cumplidos. De pequeños detalles. Muchas veces no nos percatamos de todo lo que recibimos cada día al despertar... por eso son tiempos de gratitud. ¡Qué mayor regalo que la vida misma! Por eso deseamos salud y prosperidad.
¿Qué es la prosperidad? No necesariamente es dinero. Es un estado de bienestar. La posibilidad de hacer planes futuros. Caminos abiertos. Oportunidades. Certezas de vida. Buena disposición anímica. El sentir que las cosas son posibles. El vivir de acuerdo con nuestras prioridades y poder salir avante. Es sentir que nada nos falta. Y que en el camino habrá más de lo que podremos agradecer. Es el estar conformes con lo que se tiene y, con sencillez, dar gracias. Es estar en paz con uno mismo y con nuestros seres queridos. Es que la salud no nos falte.
Y tú... ¿qué agradeces estas felices fiestas?
Feliz martes
mágicas y
navideñas
tortugas.
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