martes, 12 de febrero de 2008

corazón de arena

Encerrado en su tiempo, lo sacuden las olas. Humedecido, se endurece. El sol le devuelve la vida. Hecho polvo se lo lleva el viento como si explotara por dentro. En él se trazan relatos que cada nueva mano borra para dejar su huella. Sueña esa caricia precisa que, con arte y dedicación, le brinde la humedad necesaria para conservarlo sin llegar a endurecerlo. Para que, protegido de las olas, reciba su calor sin desvanecerse y el viento lo conmueva sin arrebatarlo. El abrazo de mar que, sin arrojarlo, lo estreche y fortalezca. La palabra que, sin asustarlo, lo invite a recorrer mares y playas de amor.

Anhela otro corazón poder acariciar y, juntos, con vida despertar. Pero no sabe cómo preservar el tiempo en su andar y, encerrado, lo sacuden olas sin mar.



Y tú ¿quieres olas o mar?


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